DESIERTO MARROQUÍ DEL 6 AL 16 DE ABRIL
La 27ª edición del Sultan Marathon
des Sables ya está en marcha. Se esperan 915 participantes que
atravesarán corriendo el desierto marroquí entre el 6 y el 16 de abril.
Hombres y mujeres de entre 16 y 80 años venidos de cincuenta países irán
a batirse contra la arena en una aventura humana.
Lo
mejor del Sables es su ambiente de campamento, el saber que, incluso
con la soledad arrastrada por el corredor de fondo, tienes a gente cada
día pendiente de ti
Nadie daba un ochavo por esta carrera en 1986: sólo hubo 23
inscritos. Veintiséis años más tarde son 900 corredores los que toman la
salida para lanzarse a una carrera de 250 kilómetros divididos en seis
etapas en autosuficiencia y al ritmo que cada uno se impone. ¿A qué de
debe esta atracción por el desierto?
La dificultad del MDS es casi mítica y el común de los
mortales sigue pensando que es una prueba reservada a corredores
experimentados en búsqueda de sensaciones fuera de lo corriente.
Sin embargo, el perfil que puede trazarse al cabo de estos
años de existencia muestra que no es necesario ser un machaca para poder
embarcarse en esta experiencia.
Es cierto también que los kilómetros y el clima no los pueden
barrer las buenas intenciones. Como diría Emma Roca, que participó el
año pasado, el MDS "es una señora carrera, no sólo por el circuito
en sí, de casi medio maratón diario con una etapa que es un doble
maratón, sino que es una suma de muchos ingredientes: un clima extremo
con máximos de temperatura de 51º C, con vientos huracanados, con
paisajes áridos, sin sombras, ni agua, ni vegetación verde, ni olores...
Sólo la arena, las piedras, los caminos, algunas montañas pequeñas y la
soledad más extrema".
A todo esto hay que sumar la autosuficiencia, llevando la
comida justa para todos los días, la ropa de recambio, el saco, el
frontal, la cuchara... vivaqueando en 140 jaimas, durmiendo sobre suelo
duro cada día junto a 7 personas más, oyendo todo tipo de ruidos, viendo
la fragilidad de la estructura del techo cuando sopla el viento y...
¡Basta!
Nos estamos olvidando de lo esencial, lo que se quedará
amarrado al recuerdo una vez se hayan cicatrizado todas las ampollas y
las lesiones. Lo mejor del Sables es su ambiente de campamento, el saber
que, incluso con la soledad arrastrada por el corredor de fondo, tienes
a gente cada día pendiente de ti, animándote, cuidándote y viceversa.
La grandeza de una gran familia en un mundo único y hostil.
Son muy numerosos los andarines, los maratonianos, los
excursionistas que se plantan en la línea de salida para cambiar de
aires y materializar algún sueño. Motivados esencialmente por los
grandes espacios que brinda el desierto, por un reto personal o por
amistad, aunque todos no buscan la gloria del podio, todos tienen una
historia que contar o que escribir.
Con unas cuantas ediciones en su haber, Patrick Bauer,
director de carrera y organizador del MDS comenta que los maratonianos
están cada vez mejor preparados: "Ya no vienen a corredores que no
sepan de qué va la carrera –comenta Patrick–, como antes. Todos están
muy bien informados de las condiciones en las que van a correr y se han
entrenado a razón de entre 50 y 100 km por semana. Tienen fondo, están
curtidos y ya han participado en carreras de tipo trail y ultra trail.
También ha cambiado mucho el equipo (sacos de dormir, tejidos,
alimentación), que resuelven muchos de los problemas con los que nos
encontrábamos antes".
El Marathon des Sables es también un lugar de encuentros, como
el Camino de Santiago, pero a la luz de un paisaje que no tiene nada de
cristiano. ¿Qué corredor a la vuelta de una duna no ha ayudado a otro
competidor en dificultad, compartido algunos kilómetros, intercambiado
unas palabras o un poco de su cultura o a cruzado la meta levantando la
mano de otro participante?
Más información en No Limit, representante en nuestro país, o en la Web del organizador.
fuente:
No hay comentarios:
Publicar un comentario