Raúl García, uno de los mejores corredores por montaña de nuestro país
Hace poco has anunciado tu atracción irresistible por el maratón en asfalto. ¿Significa eso que has renunciado a correr por montaña?
"Sentía cierta curiosidad por saber qué marca podría hacer en esta disciplina mítica, antes de perder –del todo– la lozanía de la juventud"
Es un cambio puramente circunstancial. Como suelo decir cuando me preguntan, medio en broma medio en serio, sentía cierta curiosidad por saber qué marca podría hacer en esta disciplina mítica, antes de perder –del todo– la lozanía de la juventud. Mi idea inicial era prepararlo para principios del año que viene, pero al terminar la temporada de carreras por montaña y comprobar que no estaba demasiado estresado psicológicamente, ni agotado físicamente, empecé a madurar la idea de hacerlo a finales de año, aprovechando el buen estado de forma adquirido durante toda la temporada. Lo que terminó por decidirme a favor de esta última opción, fue leer en algún sitio que se iba a celebrar un nuevo maratón en Castellón, que es una zona de España con la que tengo una conexión especial; una conexión que empezó siendo puramente deportiva, al conseguir allí algunos de mis mayores éxitos como corredor, y que con el tiempo se ha ido complementando con otros alicientes de tipo más personal, como el ir haciendo muy buenos amigos y por tanto, entre una cosa y otra, ir acumulando maravillosos recuerdos y vivencias. Será casi como si corriera en casa.
Se trata de una disciplina diferente ¿qué cambios te has encontrado?
La primera y quizá más evidente es el entorno, claro. Uno de los principales alicientes, por no decir el principal, de correr por la montaña, es precisamente eso: correr por la montaña. Es bastante más aburrido, (para mi gusto) coger una carretera o un monótono camino comarcal en plena “civilización”, que perderse entre las soledades montunas. Las otras diferencias son más de tipo técnico y físico; en la montaña, la pisada es mucho más irregular, hay más diversidad de movimientos y se utilizan más grupos musculares de muy distinto modo, según toque subir, trepar, bajar, llanear etc, mientras que en el asfalto es todo más regular, más homogéneo, más –en mi opinión, repito– monótono. El atletismo es el fondo puro y duro, mientras que las carreras por montaña son el fondo… y algo más.
Podríamos decir que el fondo convencional es la Fórmula 1 del deporte, mientras que las carreras por montaña serían los rallies. Estas cuestiones técnicas de las que hablaba son las que más me está costando asimilar a nivel físico. Cuando nos referimos a cualquier deporte a nivel de élite, la especialización es lo que marca la diferencia y en este sentido la especificidad de movimientos es un factor determinante; para mí es muy duro mover las piernas con una cadencia tan rápida y tan uniforme durante tanto tiempo, porque no estoy entrenado para ello.
¿Es éste un cambio definitivo o vas a volver a las carreras de montaña?
Pero respondiendo a la pregunta, mi disciplina siempre ha sido, es y será la carrera por montaña.Yo jamás había hecho atletismo hasta que empecé a correr por la montaña, aparte de que ya puedo decir sin temor a faltar a la verdad –desgraciadamente– aquello de “hace 20 años que tenía 20 años”, como rezaba aquel disco de Serrat, lo que no parece la circunstancia más apropiada para iniciarse en una disciplina como ésta, en la que los atletas se retiran a esa edad o incluso antes.
Esta año, Raúl se ha proclamado Campeón de España por equipos con Trangoworld
"Tengo muy claro que si voy a Castellón será para dar lo máximo, como siempre. Si no estoy bien, prefiero no ir."
Creo que en la valoración del estado de las carreras por montaña en España hay que distinguir dos aspectos muy distintos. Por un lado está la expansión popular de este deporte, que está siendo espectacular en cuanto a participación, organización de nuevas carreras, revistas, foros, web, etc. Sin embargo, paradójicamente, los que nos dedicamos a este deporte de manera semiprofesional, (y digo semiprofesional, por distinguirnos de los corredores que tienen unos objetivos más modestos deportivamente hablando, no porque los demás cobremos mucho más) disponemos de muy pocas ayudas a todos los niveles. Cuando me preguntan qué es lo que yo considero lo que es un atleta semiprofesional en nuestro deporte, contesto que es un “pringao” que entrena como un profesional, cobra como un amateur, y encima tiene que hacerle la pelota a su jefe. Mi experiencia personal a este respecto es bastante significativa: en las tres últimas temporadas he competido bajo los colores de la federación de Castilla y León. La única ayuda, –bastante exigua, por otra parte– que se me ha concedido durante este periodo ha sido la de las Becas Relevo, de la Junta de Castilla y León y siempre previa consecución, como mínimo, del Campeonato de España. Durante todos estos años he tenido la suerte de ir consiguiendo un historial deportivo que voy a resumir brevemente aquí, no por ánimo de alardear, ni mucho menos, sino por ser un dato relevante para la comprensión de lo que voy a contar: he ganado cerca de sesenta carreras, entre las cuales se cuentan cinco campeonatos de España consecutivos, dos Copas de España, un campeonato de Europa, un subcampeonato del mundo FSA, y varias cosas más con las que no aburriré al personal. Pues bien; este año, a pesar de haber vuelto a ganar el Campeonato de España, haber ganado la carrera y el Campeonato de España de clubes, haber sido internacional con la selección española siendo subcampeones del mundo por equipos, y haber ganado hasta un total de diez carreras en la temporada, entre ellas algunas de las clásicas españolas más renombradas, se me niega la beca. Es la curiosa manera que tiene este organismo de promocionar el deporte y ayudar a sus deportistas. Uno siempre ha sido de la opinión de que nadie tiene por qué pagarle sus vicios al prójimo, pero resulta que los mil cochinos euros que me daba la Junta de Castilla y León, y que ya no me da, son lo de menos. Lo de más, es el absoluto desprecio con el que estos burócratas del deporte se saltan las reglas del sentido común, aplicando baremos arbitrarios a tontas y a locas, obviando y pasándose por el forro, historiales y trayectorias deportivas, no por mala intención –y esto es casi lo más grave del asunto– sino por atroz analfabetismo deportivo, (estos deportes es que no salen en el Telediario) provocando sangrantes agravios comparativos entre ciertos deportistas y situaciones sonrojantemente injustas, que a los que estamos en el ajo nos hacen llevarnos las manos a la cabeza. Ni que decir tiene que la próxima temporada no correré bajo sus colores. Uno es patriota, pero no idiota. Así está el patio.
La búsqueda de nuevos retos ha empujado a Raúl a este cambio de disciplina
"Los mil cochinos euros que me daba la Junta de Castilla y León, y que ya no me da, son lo de menos. Lo de más, es el absoluto desprecio con el que estos burócratas del deporte se saltan las reglas del sentido común".
Fuente: Redacción desnivel.com
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